Totana celebraba ayer su debate electoral entre los siete candidatos a la alcaldía. O al menos lo intentaba. Y es que a la no emisión en directo se unió otro hecho: no existió debate alguno.
Así pudimos constatarlo los que estuvimos presentes. Por un lado, quienes leían hojas infinitas traídas de casa, con intervenciones prefabricadas que solo precisaban de tres minutos en el microondas. Por otro, candidatos que eran presa de la improvisación, de las ocurrencias, que se quedaban sin tiempo en un fuera de juego permanente. Y no hablemos de contenidos: "haré bien aquello que está mal". Mítines aislados, compartimentos estancos sin interacción, en los que todo el mundo sabía qué solucionar, pero no cómo, en un municipio arruinado por sus cimientos. Ello mezclado, eso sí, con destellos de política nacional, un recurso siempre útil cuando no se sabe qué decir.
Por seguir con las ausencias, ni siquiera se cumplió con el guion esperado. Del "todos contra el alcalde" pasamos a "un alcalde para todos". Porque Pedro José Sánchez fue quien puso el nivel durante esas tres horas; nadie excepto él habló de forma clara, directa y contundente de lo que Totana carece, de lo que Totana necesita y de cuál es el modo para lograrlo. Porque ningún contendiente se atrevía a confrontar directamente con alguien que nutre sus discursos con razones y hechos. Porque anoche, para nuestra sorpresa, el resto de los candidatos asumía como válido, casi palabra por palabra, el programa electoral de Ganar Totana y algunos, incluso, copiaban ciertos aspectos en sus intervenciones.
No hubo ganador, solo seis vencidos. Como en la famosa novela de Alejandro Dumas, un joven mosquetero con nombre propio destaca por encima de los demás; es su momento.
Justo Cánovas
Portavoz de Ganar Totana